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Mostrando entradas de febrero, 2023

Será justicia (Silvina Bullrich, 1976)

Beatriz, casada con Ricardo, le dispara a Andrés cuando lo encuentra casi besando a Inés, su amiga y platónica amante de Ricardo.  Este hecho será desarmado en cuatro cartas que se le enviará a un abogado (amigo de Ricardo) donde cada uno de los implicados dará su punto de vista de lo ocurrido y explicarán sus motivaciones y decisiones que los llevaron a esa situación.  El recurso que elige Silvina Bullrich (1915-1990) es bastante efectivo más que nada para darle agilidad a la historia. Igualmente, no logra individualizar a cada personaje y hay una voz uniforme que relata los diferentes puntos de vista pero que no va más allá de eso. Es decir, abre el relato Beatriz, continúa Inés, pero ambas voces son similares. Y la voz de Beatriz se repite también en Andrés y Ricardo, a pesar de la notable diferencia de edad que hay entre todos los personajes además del sexo. No obstante, Será Justicia (un título fuerte para un relato un tanto maniqueo), es un paso adelante a las lacrimosas páginas

Villa miseria también es América (Bernardo Verbitsky, 1957)

  La intención de Bernardo Verbitsky (1907-1979) es ambiciosa: relato coral donde se pretende retratar la vida cotidiana de los habitantes de una villa. Sin embargo, esa ambición se queda a mitad de camino (aunque diría que no arranca) desde el mismo momento que elige contar el relato con una prosa que tiene mucho de texto periodístico que recurre a la literatura cuando necesita  lograr algo de dramatismo en las descripciones o directamente a la metáfora poética como el personaje del Espantapájaros. Esto no sería necesariamente malo sino fuera porque el autor nunca le da entidad a sus personajes. V illa miseria también es América necesita la omnipresencia del narrador para guiar a sus personajes y para guiar al lector. El narrador satura el texto de una prosa recargada, por momentos rimbobante, que aplasta con su lenguaje pulido las palabras de los personajes. Al final, las criaturas que deambulan por las páginas de la novela terminan siendo unidimensionales por más que Verbitsky se e

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