La obra más celebrada del escritor mendocino Antonio Di Benedetto (1922-1986) presenta esa disyuntiva que resulta de obras con un estilo/tono muy fuerte que opaca un poco el relato. Al igual que la narrativa de Juan José Saer o de Andrés Rivera, Zama le exige al lector expandir su lectura y concentrarla para dejarse envolver por una novela, como mínimo, perturbadora.
La historia narra la anodina vida de Zama, un empleado a servicio del Rey de España que espera un ascenso que lo saque de la colonia americana y lo devuelva a Europa donde está su esposa e hijos. Mientras ese ascenso y traslado parece no llegar jamás, Zama encontrará en su abúlica vida, momentos de distracción donde se desquitará su frustración con personajes bajo su mando a quien traiciona; o relacionándose con mujeres humildes que terminan embarazadas de él; o siendo él mismo un entretenimiento para otra mujer que lo usará tanto como lo dejará a la deriva también por aburrimiento.
Más allá de la historia de Zama, Antonio Di Benedetto trabaja bastante la construcción de las oraciones para dar un sonido muy particular al relato que acompaña la parsimonia del tiempo que para el personaje se hace pesado y eterno. La relación entre tono y relato es perfecta y este tono se transforma en casi el alter ego del personaje principal.
En resumen, Zama es de esas experiencias literarias de difícil olvido y a la que es necesario volver una y otra vez para intentar asirla por completo en su insondable profundidad.
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