Tras la lectura de
Las primas uno se queda con la sensación de que es una novela profundamente reaccionaria, conservadora y a la vez vacía.

Que la mayoría de los protagonistas tengan algún tipo de minusvalía no evita que la mirada del personaje principal (Yuna, también una minusválida) sea ultraconservadora y condene el aborto, la prostitución y la infidelidad mientras mira con horror y desprecio al resto de los personajes (su hermana, su madre, sus primas). La elección de un personaje con las peores cualidades del ser humano para narrar en primera persona no necesariamente puede representar la mirada del autor. Sin embargo, las situaciones y su construcción, sí lo son. La mirada de Yuna condena el aborto, la prostitución y la infidelidad y la novela se encarga de castigar estos "pecados"con la muerte, la mutilación o la violencia; mientras que a Yuna, dentro de ese espantoso mundo, le espera una independencia económica y profesional a pesar de sus limitaciones, además de ser bella e inteligente (a pesar de que la novela se empeñe en demostrar lo contrario).

Fácilmente se puede malinterpretar que la mirada de Venturini es misántropa; sin embargo, al aislar profesional y económicamente a Yuna del horroroso mundo que describe, como si ella no mereciera alguna desgracia, estamos ante la confirmación de una mirada reaccionaria donde la virginidad es una virtud que lleva al logro económico y profesional y lava cualquier mala acción del pasado. Si le quitamos a los personajes la única característica que los hace atendibles (las minusvalías), nos quedan personajes huecos o peor: bosquejos de personajes a los que la mirada de Yuna condena por sus debilidades humanas.
En definitiva, y pese a tomar prestado algunos tics de Manuel Puig,
Las Primas es una novela hueca, sádica, con un humor bastante pobre, y profundamente conservadora.
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