13 autores con sus respectivos cuentos en esta recopilación que tiene la intención de trazar un abanico de estilos de un Perú literario más allá del multiestelar Vargas Llosa.
En esta antología resaltan los cuentos Paco Yunque y El Alfiler, aunque ambos por motivos muy diferentes. El primero es un cuento de César Vallejo que detrás de su sencillez existe una descripción muy descarnada y dolorosa sobre el dominio de una clase social alta por sobre la inferior y la latente rebeldía que habrá de explotar en algún momento. Paco Yunque es un niño pobre cuyo padre trabaja para un rico terrateniente que manda al hijo al mismo colegio en el cual asiste Paco Yunque. En ese escenario, se verá cómo el dinero y el poder germina la desigualdad y el maltrato cuyo detonante es una tarea escolar. Es tan precisa la prosa de Vallejo que el final hace ruido justamente porque se aparta un poco de ese tono ajustado que tuvo el cuento hasta ese tramo.
En cambio, El alfiler de Ventura García Calderón llama la atención por la vuelta final del cuento que leído hoy en día no deja de ser cuestionable aunque me imagino que en su momento también habrá incomodado a más de uno. El cuento comienza con un padre enterándose de que su hija murió y al asistir al velorio nota algo en el cuerpo de su hija que lo trastoca y que lo impulsa a investigar el origen de una muerte que el padre entiende por violenta. Cuando el viudo le devele y confirme la sospecha, el padre, ante la confesión de su yerno, no sólo aprobará lo que hizo sino que lo alentará a hacerlo de nuevo si la ocasión lo amerita. Leer esto a casi setenta años de su publicación incomoda bastante y demuestra que en algunas obras el paso del tiempo fue impiadoso.
El resto de los cuentos se leen con bastante interés, algunos con resolución un tanto flojas por lo apresuradas o por truncas (Al pie del acantilado de Julio Ramón Ribeyro o Los ojos de Lina de Clemente Palma) y otros por el uso de expresiones peruanas que le dan una respiración distinta y autóctona (Ushanan-Jampi de Enrique López Albújar o Los buenos hijos de Dios de César Falcón); pero en su totalidad, la antología posee el atractivo de ampliar el círculo fuera de popes como Vargas Llosa o Bryce Echenique.
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