Hannay -un aburrido inglés de una muy buena posición económica- se topa con una conspiración internacional que será el prólogo de una guerra sin precedentes. El espía que le detalla esta conspiración es asesinado y Hannay, tocado en su patriotismo, intentará desbaratar la conspiración al mismo tiempo de que escapa de la policía al ser tomado como el asesino del espía.
En The Thirty-nine steps, John Buchan (1875-1940) se preocupó tanto en inyectar ritmo a su historia que al mismo tiempo alimentó un grado de inverosimilitud que uno llega a sospechar que en realidad la novela funciona como parodia si no fuera porque Hannay tiene todas las características del héroe y la prosa no toma la suficiente distancia del personaje como para que se pueda inferir la parodia. Por lo tanto, las peripecias de Hannay terminan siendo aburridas por lo abrumadoras y porque Hannay las va sorteando casi sin sudar a pesar de sus complicaciones. Y por más que el personaje parezca que está en riesgo, el relato no trasmite la inquietud, como si Buchan no pudiera disimilar que ya sabe cómo va a terminar la novela.
Es por esto que la novela avanza pero no profundiza, y ni siquiera tiene el sabor de una aventura porque la propuesta de Buchan es ir directamente al género de espías y a la novela negra, géneros en los que no parece estar muy cómodo.
En definitiva, The Thirty-nine step se lee sin inconvenientes pero también sin entusiasmo.
Comentarios
Publicar un comentario