La novela de Miguel Angel Asturias (1899-1974) envejeció bastante mal. Si bien la sociedad de delaciones, adhesiones y paranoia está descripta con recursos precisos, lo que se fue diluyendo con el paso del tiempo es la figura del Sr. Presidente que se intuye omnipresente pero apenas aparece como un personaje un tanto decorativo.
Pero lo que envejeció de mala manera es su estructura
enrevesada, de idas y vueltas temporales y situaciones que se van
plegando sobre sí mismas como nudos en una cuerda que pudo haber sido
novedosa a mitad de los años cincuenta pero con el tiempo resulta poco funcional para
la trama. De hecho, una narración lineal hubiera resaltado la
historia del Cara de Angel y su amor fulminante por la hija del
enemigo del Sr. Presidente.
Sospecho que Mario Vargas Llosa con La Fiesta del chivo (2000) fue el responsable de hacer envejecer la novela de Asturias que, por otro lado, tiene novelas más logradas como Viento fuerte (1950)
Una novela de palpable y trabajosa construcción pero que hay ido perdiendo potencia con los años.
Comentarios
Publicar un comentario