La fuga de un penal montevideano de 38 mujeres integrantes del grupo guerrillero uruguayo Tupamaros es contada por Josefina Licitra (1975) con una mirada feminista que mantiene con naturalidad en todas las aristas del libro: desde la anécdota principal hasta las idas y vuelta en el tiempo para armar el rompecabezas que reconstruye el pasado de las principales cabecillas que organizaron la fuga y su motivaciones para ser parte de la lucha armada.
Tal vez, esa mirada feminista demasiado anclada en el siglo XXI es lo que impide situarse por completo en el contexto histórico de la fuga. A pesar de que la autora es detallista tanto en la descripción del vestuario, como en el marco social y político de Uruguay de los 70, hay cierto anacronismo que enfría la empatía con la adrenalina de la fuga. Aun así, el relato es atractivo y Josefina Licitra acierta en el tejido de ese conjunto de mujeres integrantes de un universo muy masculino y que organizan esta fuga que es también un momento potente dentro de la historia uruguaya.
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