La historia se inicia con la vida de Rosalia y Saúl, dos hermanos intengrantes de una familia venida a menos que solamente mantiene como estandarte un pasado de un linaje europeo que no han podido mantener en su migración a Estados Unidos. Con el tiempo, Rosalía y Saúl encaminarán sus vidas en dos familias que irán acumulando sufrimientos y alegrías por partes iguales.
Vera Caspary (1899-1987) se propone hacer un sub-género clásico en la literatura que es narrar varias décadas (si es posible hasta llegar al siglo) en la vida de una familia. Hay exponentes decentes del género como The Thorn birds (Colleen McCoullough, 1977) y otros espantosos como Family Affairs (Catherine Gaskin, 1980). Un poco en este último item se ubica la novela de Caspary más que nada por su tono monocorde donde todas las situaciones son tratadas de la misma manera. Es decir, da lo mismo los nacimientos, como la muerte (incluso la de un personaje principal), como una infidelidad, un divorcio o una desilusión. Para colmo, Caspary va sacando personajes de la galera que acumula página tras página y llega un momento que ya no interesa la suerte de ninguno de ellos porque la novela en sí tampoco le interesa destacarlos, lo que transforma al relato en un interminable y pantanoso trabajo forzado donde se llega al final más con hartazgo que con indiferencia.
Un verdadero bodrio.
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